También en esta década surgió el concepto one stop, las prendas intercambiables de una sola firma, con las que se podía confeccionar un fondo de armario acudiendo a una única boutique, un concepto valorado por la moderna mujer trabajadora. Estos años vieron un repunte de las prendas de punto, que se introdujeron en los circuitos de prêt-à-porter, no ya solo en los tradicionales jerséis, guantes y bufandas, sino en conjuntos completos de vestidos y complementos de punto.