Entre los modistas del momento destacaron Jacques Fath, Hubert de Givenchy y Pierre Balmain, así como el español Cristóbal Balenciaga, que fue un referente hasta su retirada en 1968, con treinta años de trayectoria en que probó todos los estilos, donde demostró su intuición y afán de innovación, así como gusto por los golpes de efecto. Por otro lado, el auge de la industria textil comportó un aumento de los productos y por tanto una democratización de los precios, lo que impulsó la venta al por menor y la ampliación del mercado de consumo.