Las mujeres llevaban dos túnicas superpuestas, así como un manto sobre los hombros, a veces cruzado oblicuamente bajo un brazo; en ocasiones, también llevaban un velo sobre la cabeza. En ocasiones, llevaban unos rodetes sobre las orejas, como se aprecia en la Dama de Elche. Las últimas décadas del siglo vieron una preferencia cada vez mayor por la individualización de la moda, iniciada en los años 1970, que Tom Wolfe definió como «la década del yo».