En moda masculina se pusieron de moda los pantalones largos (sans-culottes), así como un tipo de casaca llamada carmagnole. En este siglo se afianzó la figura del modista como creador de tendencias, así como la modelo para el pase de ropas. En este período hubo gran profusión de complementos: además de los habituales, fueron corrientes los relojes, las tabaqueras, las bomboneras, los neceseres y los frascos de perfume.