Se inició así también la moda en los colores, en los tonos preferidos en cada momento, con preferencia por los colores rebuscados y de fantasía, como por ejemplo, a principios del siglo XVIII, «llama del Vesubio», «humo de Londres», «español enfermo», «ratón huidizo», etc. Se usaban diversos adornos personales, como pendientes, ajorcas, brazaletes, collares, orejeras y adornos para la nariz o el labio (bezotes), elaborados de oro, jade, chandal madrid turquesa o piedras preciosas.