Se abandonó la túnica por un traje de dos piezas: un jubón o chaqueta estrecha, abotonada o ceñida a la cintura, con cuello cerrado o escote abierto, y unas medias con suela como pantalones, sujetas al jubón con prendedores. Algunas partículas introducidas fueron la preposición hasta e interjecciones como ojalá. Fueron, en general, vocablos relacionados con el oficio militar de los conquistadores, así como algunos rasgos morfológicos: el sufijo -engo, y gran número de antropónimos como Fernando, Álvaro, Enrique, Rodrigo etcétera.