Sufijos superlativos para adjetivos son -ísim- y -érrim-; es el más usado el primero, modificando a veces la forma del lexema: cierto-certísimo, bueno-buenísimo, fuerte-fortísimo, nuevo-novísimo, etcétera. También el hecho de que en español solo pueda haber una marca de tiempo en oraciones simples es explicable de manera trivial conjeturando que la única forma finita ocupa el núcleo del sintagma de tiempo. Los años 1970 se iniciaron con un cierto retorno a líneas más sencillas inspiradas en el pasado, como reacción a los estilos efímeros y eclécticos de la década anterior, lo que vino en denominarse «romanticismo nostálgico».